Tras una cuenta atrás con un público cada vez más y más impaciente, bajo el sol abrasador de Valladolid aparece Mikel Izal con sus míticas mil y una pulseras en la mano izquierda. La celebración del 25 aniversario de Valladolindie ha comenzado por todo lo alto con el concierto de la banda madrileña en la Feria de Valladolid.
El espectáculo adentra al público en una nave espacial donde Mikel, Jordá, Pérez y Perez, y Mellá son los tripulantes. Un concierto donde, incluso, pudo elegir el público qué canciones sonarían. «Siempre elegís el verde» decía Mikel entre risas y es que, Pánico Práctico siempre ha sido una de las favoritas del público.
Ruido Blanco y Copacabana daban el pistoletazo de salida pocos minutos antes de la puesta de Sol. Para cuando llegó el momento más emotivo de sus conciertos Pequeña Gran Revolución, Miren Ibarguren y López pidieron desde la grandísima pantalla que se alzaba detrás de los artistas, que todo el mundo encendiese la linterna de sus móviles para alumbrar durante la canción. La Feria de Valladolid se volvía un mar de estrellas a ritmo del tema que Mikel dedicó a la niña recién nacida de Alberto Pérez, su guitarrista. «Echar de menos adquiere otra dimensión cuando tienes un hijo»
Continuaba el concierto con Los seres que me llenan, Variables y una Despedida antes de lo habitual, y es que desde que llegó El Baile, arrebató el puesto de última o penúltima a la mítica canción. Tras aterrizar en el planeta Ockham Mikel se queda sólo en el escenario junto al teclado para interpretar un Arte Moderno mucho más empoderado, fuerte y desgarrador al que estamos acostumbrados con el tema de estudio.
Y es que Izal sabe muy bien cómo ganarse un buen concierto. Versiones de sus propias canciones de estudio, cambios de instrumentos guitarra-ukelele, ukelele-guitarra. Un sonido más agresivo, fuerte y sentido.
«¿No estáis hartos de esa gente que sólo habla de lo que le parece mal?» Gritaba Mikel para dar pie a Temas Amables. Cambiando completamente el ritmo del concierto cuando comenzaban Oro y Humo y Autoterapia que volvió a pegar un pico en el público que no terminó de saltar hasta tres canciones después, cuando se apagaban todas las luces para dar paso a Pausa.
Eso sí, no podría llegar ningún final de concierto de la banda sin la presencia de La Mujer de Verde, que por primera vez en los conciertos que han dado en Valladolid, no hubo ninguna mujer disfrazada en primera fila. Algo a lo que estábamos el público muy acostumbrados a ver cada vez que Izal pisaba la capital castellanoleonesa.
La grandísima despedida la dio un grande de la música a través de la pantalla, ni más ni menos que Raphael, que les daba la enhorabuena por haber sobrevivido a este viaje interestelar de casi dos horas y un calor veraniego que hizo sudar mucho al público entre saltos y bailes.