No es la primera vez, ni mucho menos, que tratamos el mundo steampunk en nuestro programa, pero ya hacía tiempo que no renovábamos plantilla con nuevas bandas de esta subcultura musical.
Nacidos en 2003 e inspirados por obras como las de Julio Verne, H.G. Wells y Lovecraft; Vernian Process se han coronado en poco más de una década como líderes de este género musical e inspirados dentro de tal cultura. De todas las corrientes que derivan de este mundillo ellos se centran en el mundo victoriano y en el romanticismo aunque hay quien los cataloga en un ambiente más gótico o, incluso, neoclásico.

Comenzaron como un dúo repleto de colaboradores, Joshua Pfeiffer a la voz y Martin Irigoyen como multinstrumentista a su lado. A principios de 2010 comenzaron a plantearse una nueva formación que incluyera mayor personal en el escenario, lo que les permitiría interpretar en todo su esplendor su futuro tercer disco. El 1 de octubre de ese año llegó Behold The Machine, un conjunto de trece pistas que combina instrumentos modernos con algunos más antiguos dándole el carácter y el sonido que lo contextualizará en la época ya mencionada.
Este álbum narra las sombras de un Londres plagado de callejones en una época ficticia similar a la victoriana. Además, incluye ciertas referencias al mundo marino, fruto de la influencia de Verne.
Lo más destacable de su estilo musical es la brillante ambientación que consiguen crear a lo largo del LP. Ya en The Last Express hacen sentir agitación en un mundo oscuro de olor a vapor y qué decir del auge tras la máquina cuando llega la pista que da nombre al largo, Behold The Machine. Un pregonero anuncia su venida a gritos sobre una orquestación digna de una ópera. Conceptos como «metrópolis» o «Whitechapel» (hogar del clásico Jack el Destripador) serán mencionados en el disco y quien lo escuche de seguido puede que a primera escucha se lleve una incierta sorpresa. Los temas se parecen mucho entre sí y en muchos momentos parecen más capítulos de un audiolibro que canciones convencionales.
Desde entonces no han dejado de experimentar, llegando a influenciarse por la tarantella italiana o el mundo circense en futuros trabajos. Lo que les hace especiales es el carácter propio que crean en cada trabajo que los hace entender como obras completas y conexas. Como muchos otras bandas del mundo steampunk, la música se les ha quedado corta y han apostado por el mundo multimedia. Desde la banda sonora del videojuego «Shades of Violet: Song of the Clockwork Princess» hasta web series son sólo breves ejemplos de todo lo que Vernian Process ha creado a su alrededor en los últimos quince años.